Hola Viajero, espero que estés bien y me alegra que hayas llegado hasta aquí. Eso quiere decir que tienes ganas y curiosidad de conocer mi historia o simplemente has llegado por casualidad. En este artículo vas a fascinarte con una antigua historia y algunos dicen que leyenda de mi pasado, el gigante de Mandronius.
Formo parte de la mitología del Valle de Arán, pero en Aranmap me han devuelto a la vida y soy el guía de todos vosotros, porque quien mejor para enseñaros los mejores lugares del territorio que un viejo aldeano como yo. Soy Mandronius la leyenda del gigante de la montaña.
La Leyenda del Gigante de la Montaña
Hace cientos de años, el Valle de Arán era un pequeño territorio que, como ahora, separaba la península ibérica del resto de Europa. Un lugar muy tranquilo entre montañas y habitado por pequeños poblados de aldeanos que se dedicaban a la agricultura y la ganadería.
Vivíamos en pequeñas aldeas y llevábamos una vida muy tranquila, fuera del ajetreo de las ciudades, los comerciantes y las guerras por los territorios.
Yo vivía en la aldea de Betlan, aunque no me acuerdo muy bien si tenía una casa o vivía en una cueva a las afueras. Me enamoré de una aranesa muy bella, con la que nos casamos, vivimos muchos años felices y tuvimos una hija. La leyenda dice que media tres metros, pero creo que no era tan alto, aunque sí que estaba muy fuerte en comparación con los otros aldeanos. Aunque me conocían por el gran corazón que tenía.
La tranquilidad de nuestro pequeño rincón del Valle de Arán apartado del mundo, se vio afectado por los romanos. Los ejércitos de aquella tierra vinieron a arrebatarnos lo que más queríamos y eso no podía ser. Todos los aldeanos luchamos para defender nuestras tierras y conseguimos alejarlos durante un tiempo.
Después de muchos hombres derrotados, los romanos, al ver que no podían contra mí, decidieron hacerme daño donde más me dolía. Decidieron secuestrar a mi hija y mi mujer y eso no lo iba a permitir. En un arrebato de mucho enfado luché contra los campamentos de los romanos, hasta liberar a mis dos amores.
No quería hacer más daño a nadie y para que no volvieran a molestarnos decidí enviar un mensaje a roma. Le corté una oreja a los romanos y las dos orejas al comandante de alto rango del batallón y con un mensajero envié las orejas a roma para que no volvieron más.
Esta historia y leyenda no acaba aquí. Es que los vecinos a los que había defendido con cuerpo y alma, al ver esa fuerza tuvieron miedo de mí y se pensaron que podría ser una amenaza para ellos.
Aunque estaban equivocados, intentaron acabar conmigo y después de resistirme, me inmovilizaron con cuerdas. Así que antes de que acabarán conmigo ordene a mi sirviente que me clavara una estaca en la nuca para acabar con esa tortura y me enterraron. También me cortaron la cabeza y la leyenda cuenta que permanecía durante muchos años en la iglesia romana de Garos.
Se creía que mi cabeza tenía el poder para curar y fortalecer a los niños.
Espero que os haya gustado esta medio leyenda medio historia sobre mí, Mandronius, un gigante de buen corazón que defendió hasta sus últimos días a lo que más quería. Los más ancianos del Valle de Arán dicen que en el siglo XX encontraron mi tumba, porque el esqueleto era muy grande, quien sabe si es verdad.
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